Dolores Esquivel es socia fundadora de la cooperativa de mujeres Gloria Quintanilla. Winnie Narváez la entrevistó sobre la integración de los jóvenes en la cooperativa, la construcción de comunidades como un concepto de abajo hacia arriba y cómo prevenir que las personas se alejen del campo.
Fundada en la década de 1990, la cooperativa de mujeres Gloria Quintanilla está en la comunidad de Santa Julia, al sur de Managua. Sus orígenes se encuentran en la larga lucha de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) por el reconocimiento de sus derechos a la tierra. Los miembros de la cooperativa cultivan café, granos básicos, hortalizas y frutas con métodos agroecológicos. Forman parte de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) y del Movimiento de Mujeres del Campo ATC (MMC).
Winnie Narváez: En un momento en que hay tanta desinformación y mucho de lo que sucede en la Nicaragua real nunca se publica, ¿cómo puede el país salir adelante con el trabajo de organizaciones de base como la suya?
Dolores Esquivel: El trabajo comunitario es fundamental porque ahí se juega la vivencia cotidiana de las personas, especialmente a través del trabajo de las mujeres y los jóvenes. Somos diecisiete mujeres con roles de liderazgo en nuestra comunidad. Desde el intento de golpe de Estado de 2018 y la pandemia, estamos enfocados en involucrar a los jóvenes. Antes no producían cultivos; no se metían a sembrar nada, porque sentían que era trabajo de adultos. Ahora, animados por los líderes comunitarios, los jóvenes entienden que tienen que producir y trabajar la tierra para cuidarla.
Algo que de repente se convirtió en “lo que se tiene que hacer” hace aproximadamente un año y medio, fue ir a trabajar a Estados Unidos, España, Costa Rica; pero no queremos que los jóvenes se vayan. Si se van, ¿qué va pasar con la tierra que tenemos aquí, con los cultivos?
En otros países dicen que estamos en peligro, que no hay trabajo, que hay persecución. Pero esa es una estrategia de esos nicaragüenses que se han ido, que quieren asilo en otros países, hablando mal de Nicaragua.
Entonces, como líderes comunitarios, hemos estado trabajando con jóvenes. Queremos una comunidad sostenible, productiva, pero lo más importante es hacerles conscientes de que no tienen que salir del país, que aquí hay riqueza en la tierra, en nuestro conocimiento, en los métodos que usamos y en nuestras semillas.
Ahora mismo tenemos 38 jóvenes organizados, con una joven a cargo y están creando sus propias formas de trabajar. El año pasado en el primer ciclo de siembra participaron veintiocho jóvenes, ahora en el segundo ciclo son treinta y uno. Hace dos años, no participaron en absoluto, por lo que ésta es una señal muy saludable.
Pero no se trata solo de producción. ¿Cómo podemos guiarlos ideológicamente? ¿Cómo les enseñamos: Mirá, esta es tu tierra, esta es tu comunidad?
Desde finales del año pasado hemos organizado talleres sobre emprendimiento. Por ejemplo, estamos viendo cómo se puede hacer mermelada de pitahaya y venderla; cómo se puede hacer y vender una bebida local llamada atol; cómo puedes hacer cajas de zanahorias y cultivar tus propias verduras al lado de tu casa. Todas estas son cosas nuevas para los jóvenes.
Todos tienen sus propios talentos. Todos estos jóvenes están haciendo cosas diferentes y creo que las mujeres también estamos dando un aporte importante como líderes adultas, impulsando estas experiencias, porque estos jóvenes son el futuro de nuestra comunidad.
WN: ¿Y van a vender sus productos localmente o en (la capital) Managua?
DE: Participan en una iniciativa productor-consumidor impulsada por Amigos de la ATC desde la oficina nacional de la ATC en Managua. Dan a conocer lo que estamos haciendo a través de WhatsApp. Administran la página de Facebook de la tienda solidaria y entregan productos a los clientes. Ahora mismo estamos haciendo bolsas de compra para vender en la tienda. Así que ya hemos ampliado la gama de lo que hacemos.
Los jóvenes siempre tienen tres cosas en mente:
1) Este es el lugar de dónde venimos y donde nacimos.
2) Necesitamos habilidades y productos para poder ganarnos la vida.
3) Tenemos ideas y queremos la oportunidad para probarlas.
Dicen “no queremos andar con un machete sembrando frijol y maíz, queremos hacer más”. Y lo están consiguiendo. Por ejemplo, si la pitahaya abundaba en el pasado, se regalaba, pero ahora no hacemos eso porque tenemos formas de transformar el producto y generar más ingresos.
WN: ¿Pero trabajar la tierra también es vital?
DE: Sí, todo está integrado: la tierra, la promoción, el mercadeo y la sostenibilidad.
WN: El cooperativismo también es un modelo que ofrece una alternativa al sistema bancario, al consumismo, pero cambiar esa mentalidad es muy difícil porque hay mucha presión para conformarse. La gente quiere trabajo rápido, dinero fácil, para comprar los productos que ven en los medios de prensa. Y como dices, mucha gente también se ha ido del país, entonces parece un círculo vicioso de ideas y presiones.
DE: Pero al mismo tiempo, donde quiera que vaya, encontrará grupos u organizaciones locales en las comunidades que apoyan un enfoque diferente, desarrollan nuevas ideas: “Mirá, no te vayás, aquí tenés esto”. No escucho a los jóvenes aquí [en Santa Julia] decir que se van a ir.
WN: Esto plantea un concepto de desarrollo comunitario diferente al que encuentras en libros que están más relacionados con la economía; aquí también se refiere a la preservación de la comunidad y construir comunidades desde abajo a través de la práctica.
DE: Tenemos que pensar en el futuro. En la década de 1980, los niños pequeños de, digamos, 15 años se involucraban en el trabajo comunitario. Hoy puedo ver a Lea, Xiomara, Gemma, niñas y mujeres jóvenes que se levantarán en asamblea y preguntarán sobre la historia de la comunidad, cómo era antes y cómo estamos ahora. Cuando ya no estemos aquí, estos jóvenes contarán la historia y no perderemos ese hilo.
Cuando no le dices estas cosas a la gente, te comienzan a pedir un teléfono inteligente; quieren zapatos de moda. Si les cuentas la historia de la comunidad y nos ven trabajando, se vuelven más conscientes. Dicen que sí, que sirves de ejemplo.
Por ejemplo, le puedo decir a Lea: “Lea, habrá un taller de agroecología; ¿Vas a ir? Entonces, van cinco jóvenes y yo no tengo que ir, porque sé que Lea y esos cuatro jóvenes van a representar a la cooperativa.
ENGLISH VERSION
Community Building: Involving the Next Generation
An Interview by Winnie Narvaez
Dolores Esquivel is a founding member of the Gloria Quintanilla women’s co-operative. Winnie Narvaez interviewed her about the integration of young people into the co-op, community building as a bottom-up concept, and preventing the drift of people from the countryside.
Founded in the 1990s, the Gloria Quintanilla women’s co-operative is in the community of Santa Julia, south of Managua. Its origins lie in the long struggle by the Rural Workers’ Association (ATC) for recognition of their land rights. Co-op members grow coffee, basic grains, vegetables and fruit using agroecological methods. They are part of the Rural Workers Association (ATC) and the ATC Rural Women’s Movement (MMC).
Winnie Narvaez: At a time when there is so much misinformation around and much of what is happening in the real Nicaragua never gets publicised, how can the country move forward through the work of grassroots organisations like yours?
Dolores Esquivel: Community work is fundamental because that’s where people’s daily experiences are played out, especially through the work of women and young people. There are seventeen of us with leading roles in our community. Since the 2018 attempted coup and the pandemic, we have been focusing on involving young people. Before, they didn’t produce crops; they didn’t get involved in planting, nothing, because they felt that these were jobs for adults. Now, encouraged by the community leaders, young people understand that they have to produce, to work the land in order to take care of it.
Something that suddenly became ‘the thing to do’ about a year and a half ago was the urge to go and work in the US, Spain, Costa Rica; but we don’t want young people to leave. If they leave then what will happen to the land we have here, to the crops?
In other countries they say that we are in danger, that there is no work, that there is persecution. But this is a strategy by those Nicaraguans who have left, who want asylum in other countries, portraying Nicaragua in a bad light.
So, as community leaders, we have been working with young people. We want a sustainable, productive community, but the most important thing is to make them aware that they don’t have to leave the country, that here there is wealth in land, in our knowledge, in the methods we use, and in our seeds.
Right now we have 38 young people organised, with a young woman in charge and they are creating their own ways of working. Last year in the first planting cycle, twenty-eight young people took part, now in the second cycle there are thirty-one. Two years ago, they didn’t take part at all, so this is a very healthy sign.
But it’s not only about production. How can we guide them ideologically? How do we teach them: Look, this is your land, this is your community?
Since the end of last year we have organised workshops on entrepreneurship. For example, we are looking at how you can make dragon fruit marmalade and sell it; how you can make and sell a local drink called atol; how you can make carrot boxes and grow your own vegetables next to your house. These are all new things for young people.
Everyone has their own talents. All these young people are doing different things and I think that we women are making an important contribution too as adult leaders, promoting these experiences, because these youngsters are the future of our community.
WN: And they are going to sell their products locally or in (the capital) Managua?
DE: They take part in a producer-to-consumer initiative run by Friends of the ATC from the ATC national office in Managua. They publicise what we are doing through WhatsApp, manage the solidarity shop’s Facebook page and deliver products to customers. Right now we are making some shopping bags to sell in the shop. So we have already expanded the range of what we do. [To order ATC coffee from the United States, click here.]
The young people always have three things in mind:
1) This is the place we come from and where we were born.
2) We need skills and products so we can earn a living.
3) We have ideas and we want to be able to try them out.
They say ‘we are not just going to go around with a machete planting beans and maize, we want to do more’. And they are succeeding. For example, if dragon fruit [pitaya] were plentiful in the past, I would give them away, but now we don’t because we have ways to transform the product and generate more income.
WN: But working the land is also vital?
DE: Yes, everything is integrated: the land, advocacy, marketing and sustainability.
WN: Co-operativism is also a model that offers an alternative to the banking system, to consumerism, but changing that mindset is very difficult because there’s such a lot of pressure to conform. People want a quick job, easy money, to buy the products they see in the media. And as you say many people have left the country too, so it seems like a vicious circle of ideas and pressures.
DE: But at the same time, wherever you go you will find local groups or organisations in the communities supporting a different approach, developing new ideas: ‘Look, don’t go, here you have this’. I don’t hear young people here [in Santa Julia] saying they are going to leave.
WN: This provides a different concept of community development to the one that you find in books that are more related to economics; here it also refers to the preservation of the community and building communities from below through practice.
DN: We have to think ahead. In the 1980s young kids at say the age of 15 would get involved in community work. Today I can see Lea, Xiomara, Gemma, girls and young women who will stand up in an assembly and ask about the history of the community, how it was before and how we are doing now. When we are no longer here, these youngsters will tell the story and we won’t lose that thread.
When you don’t tell people all this, they want a smartphone; they want trendy shoes. If you tell them the story of the community and they see us working, they become more aware. They say yes, you serve as an example.
For example, I can tell Lea: ‘Lea, there is going to be a workshop on agroecology; are you going to go? So, five young people are going and I don’t have to go, because I know that Lea and those four young people are going to represent the co-operative.