Artículo titulado “Celebrando Revolución en Nicaragua” / “Celebrating Revolution in Nicaragua”, publicado por la Compañera Margaret Kimberely, Co Editora de la Revista Black Agenda Report y miembro de Black Alliance for Peace (BAP).

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Genuinas celebraciones de los pueblos son difíciles de encontrar en Estados Unidos, pero en Nicaragua el proceso revolucionario en curso es ampliamente celebrado.

Los días festivos en Estados Unidos celebran eventos terribles, como cuando los colonos declararon su independencia de Gran Bretaña para poder apropiarse de tierras indígenas y preservar la esclavitud. También está el Día de Acción de Gracias, la conmemoración del genocidio convertida en un día en el que los estadounidenses deberían tener pensamientos y sentimientos de agradecimiento antes de gastar más de lo que pueden pagar para celebrar la Navidad. La Navidad es aparentemente una fiesta religiosa, pero rara vez se trata como tal. El Día del Trabajo (en Estados Unidos se celebra el primer lunes del mes de Septiembre) se creó para desconocer el 1 de mayo (Primero de Mayo), que conmemora la protesta de trabajadores de Chicago en 1886 brutalmente reprimidos por las fuerzas estatales.

Pero esta columnista acaba de presenciar dos días especiales en la nación centroamericana de Nicaragua. El 17 de julio se conoce como Día de la Alegría. Ese día en 1979, Anastasio Somoza, el dictador y títere de Estados Unidos, huyó del país mientras los sandinistas, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se preparaban para tomar el poder. Dos días después, el 19 de julio de 1979, los sandinistas entraron victoriosos después de años de lucha armada. La proximidad de los dos días hace que las celebraciones populares sean fervientes y justas.

Viniendo de Estados Unidos, una nación que cambió el nombre de un día festivo, Día del Armisticio, una celebración de la paz, sustituyéndolo por el Día de los Veteranos y agregando otra celebración de la muerte en la guerra con el Día de los Caídos (Memorial Day), los días festivos nicaragüenses fueron una bocanada de aire fresco. Ambos días celebran un proceso revolucionario y la determinación de luchar contra la injerencia estadounidense en esa nación.

Observar estos días especiales en Nicaragua es una oportunidad para tomar conciencia que el cambio revolucionario es posible. Por supuesto, en Estados Unidos se le dice a su gente que nada de lo que quieren es posible. Los estadounidenses quieren atención médica gratuita, pero se les dice que no pueden tenerla. Quieren que aumente el salario mínimo, pero les dicen que tampoco lo obtendrán. Quieren que se condone la deuda de los préstamos estudiantiles, pero son despreciados por atreverse a mencionar lo que durante su campaña el Presidente Joe Biden prometió que haría. Estas mentiras son prueba de que saben lo que los votantes quieren. En Estados Unidos, una tierra donde nada es posible excepto el encarcelamiento masivo, los aumentos en el gasto militar y otras formas de austeridad, las celebraciones con significado para la persona común y corriente como las observadas en Nicaragua es sumamente revelador.

Los nicaragüenses por supuesto pueden obtener atención médica gratuita y asistir a la universidad gratis, y por esa razón ese país está bajo el constante ataque de Estados Unidos. El poder hegemónico tratará de acabar con cualquier actividad revolucionaria en este hemisferio, por cuanto permitir a una nación con población de 6,5 millones rechazar el imperialismo estadounidense sin sufrir consecuencias, delataría debilidades fundamentales en los cimientos del sistema de dominación.

La administración de Ronal


d Reagan atacó a Nicaragua desde los inicios del gobierno sandinista. En 1980 comenzaron la guerra de los Contras que duró 10 años, y del cual la introducción del crack-cocaína a Estados Unidos formó parte. Se gastaron millones de dólares en el intento de destruir la revolución y ello también incidió en la derrota electoral de los sandinistas en 1990. En 2006 los votantes devolvieron al Frente Sandinista al poder y han seguido haciéndolo desde entonces. Sin embargo, Estados Unidos continúa con su política intervencionista, apoyando el intento de golpe de Estado de 2018. El Presidente Joe Biden retomó lo que dejó Donald Trump y en 2021 ratificó la Ley RENACER que trajo nuevas sanciones contra el gobierno de Nicaragua.

El Departamento de Estado y sus socios en los medios corporativos no han dejado de atacar al pueblo nicaragüense y al gobierno que libre y democráticamente eligieron. Cuando Nicaragua promulga leyes similares a los que existen en Estados Unidos sobre el funcionamiento de las ONG, medios como el New York Times, la BBC, el Washington Post y Associated Press las critican como engendro de una dictadura. La clase oligárquica en Nicaragua, que ha sido derrotada en las elecciones, tiene un amigo en el gobierno de Estados Unidos y se les da acceso a programas como 60 Minutes de CBS y otros donde pueden atacar al gobierno de Nicaragua.

Estos ataques son una señal de que la historia de 150 años de injerencia de Estados Unidos en Nicaragua no ha terminado. La Doctrina Monroe que afirma Estados Unidos son dueños de este hemisferio está muy viva y las falsas historias de “carne de conflicto” son una señal de que se avecina una mayor intervención.

Pero las celebraciones generalizadas del Día de la Alegría y el 19 de Julio son prueba del apoyo popular del pueblo nicaragüense para el gobierno Sandinista. Según el derecho internacional, este valiente pueblo tiene derecho a la soberanía y el modelo de gobernanza que escojan. No se dejarán disuadir por la propaganda de guerra en los medios estadounidenses. Conocen a William Walker, un mercenario de Estados Unidos que formó un ejército para crear un estado esclavista en Nicaragua en 1856. Conocen la ocupación del ejército estadounidense de 1911 a 1933 y los que viven hoy, sobrevivieron la guerra de los Contra y el fallido intento de golpe de estado en 2018.

Esta historia explica el amor por estas conmemoraciones y por qué cualquier intento de Estados Unidos por un cambio de régimen en Nicaragua encontrará una feroz resistencia. En lugar de creer en falsedades inventadas, la gente en Estados Unidos debería dedicarse al trabajo de generar cambios para beneficio propio. Quizás entonces podamos celebrar días festivos significativos por razones correctas.

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Margaret Kimberley es la autora de Prejudential: Black America and the Presidents. Su trabajo también se puede encontrar en Twitter y Telegram. También proporciona trabajo original en Patreon.

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