Ingenieros japoneses han construido en la ciudad de Takamatsu la primera central eléctrica del mundo que genera energía a partir de residuos de alimentos, principalmente de fideos.
Esta localidad japonesa produce tales cantidades de fideos que a sus habitantes no les da tiempo de comérselos, por lo que las autoridades locales, en colaboración con equipos de ingenieros, encontraron para los excedentes de fideos un destino más productivo que simplemente echarse a perder en los vertederos.
Una tercera parte de los alimentos producidos en el mundo para el consumo humano (1.300 millones de toneladas anuales) se desperdicia, y actualmente ya existen varias técnicas que permiten convertir en energía los residuos de alimentos.
Los científicos y los investigadores afirman que el tratamiento de diversos tipos de residuos de comida constituye una fuente fiable de producción de electricidad o calor que, además, es inofensiva para el medioambiente, ya que, al empezar a descomponerse, los residuos emiten metano, la mejor fuente natural de energía que se conoce.
Esta propiedad de los alimentos corrompidos y las enormes cantidades de fideos que se producen en Takamatsu fueron los dos factores que llevaron a construir la primera turbina en el mundo que genera energía a partir de alimentos descompuestos. Según los diseñadores del proyecto, para que esta original central eléctrica funcione de manera eficaz se necesitan como mínimo un millón y medio de toneladas de fideos diarios, una condición que los restaurantes de la ciudad ayudan a cumplir sin problemas.
Este nuevo método de reciclaje también satisface a los residentes de la localidad: ahora, en lugar de pudrirse en el basurero, toneladas de fideos generan la energía suficiente para iluminar casi medio centenar de viviendas de forma prácticamente gratuita.