El 19 de Julio se ha vuelto desde hace muchas lunas en la más inmensa celebración laica en la historia nacional, monumental y expresiva: un contundente sí multitudinario a la propuesta del Frente Sandinista y un no excesivamente notorio a la exigua derecha conservadora y sus disfraces de ocasión. Ni juntando todas sus manifestaciones desde 2011 a la fecha, competiría siquiera con el tramo desbordado de gente de Plaza Inter al Parque del ALBA.
Fue un no extensivo a sus mentiras, a toda la operación mediática, a lo que es falso, pues de lo contrario, si el mensaje perverso calara en las conciencias, solo algunos cuantos sandinistas de corazón, por amor a las glorias del pasado, serían capaces de ir a la plaza.
Si hay quienes en su ejercicio de interpretación observan un fuerte acento de fiesta patronal, incluso hasta los que impedidos por algún resentimiento lo tratan de menospreciar por esa vía, es porque no hay en Nicaragua, ni ha existido, ninguna otra concentración de esas proporciones siderales con la cual se pudiera precariamente medir. Lo más a mano que se tiene son las procesiones y eso que no de cualquier santo, cuando todavía las iglesias cristocéntricas no habían irrumpido con mayor fuerza en el escenario nacional.
Sí, no hay referentes ni siquiera en el vecindario regional, excepto la gloriosa Cuba de Fidel. Por eso, algunos políticos tan filósofos como el avestruz, niegan los hechos, y trastabillan con sus elucubraciones. Porque esos “rostros que asoman en la multitud” (Pablo Antonio Cuadra, 1976, derivado del título fílmico de Elia Kazán “Un rostro en la multitud”, 1957), son el mismo pueblo. Y los pueblos no se traen de Marte ni de cualquier parte. Se traen de lo más profundo de la patria.
¿Alguien ha visto facciones endurecidas durante el Tope de los Santos, como si estuviera forzado a zangolotear las peanas? ¿O fisonomías de piedra en una cruzada evangelística? Pues no, no se ve como tampoco el 19. Pero aún ahí, en estas celebraciones que no le hacen daño a nadie, estará el que todo lo “juzga” con sus conclusiones hepáticas: si están ahí es por superstición, ignorancia, fanáticos, van por el guaro, la religión es el opio…
Gazmoñería mediática
La beatería mediática de la derecha publica fotos de algunos embriagados y un pleito, y se rasga las vestiduras para presentar el magno evento, decididamente la gran fiesta del pueblo, como lo peor. Quiere que la sociedad vea “el desorden” de los sandinistas, “el licor”, “el relajo”, el “caos”.
Si en las enormes procesiones de Santo Domingo ---- fiesta religiosa, popular, telúrica --- todos los Papas juntos, desde Pío XII, pasando por Juan XXIII, Pablo VI, hasta Benedicto XVI, no lograron impedir los desbordes temporales que suceden entre los fieles del santo, cuanto y más el 19 de Julio. Y eso que no era nada en relación a “La Traída” y “La Dejada”.
Ni las distintas Conferencias Episcopales, ni los Arzobispos que se han sucedido en la Arquidiócesis, ni los párrocos, los diáconos, las monjitas; ni las damas piadosas, ni los Caballeros del Santísimo; ni mayordomos, ni priostes, ni Cargadores Tradicionales, ni el Cacique Mayor; ni el presidente René Schick que el 2 de agosto de 1966, un día antes de fallecer, expresó su apoyo al sacerdote Ignacio Pinedo que quería ordenar el jolgorio, nada ni nadie ha logrado calmar las tempestades agostinas.
Empezando con la “Roza del camino” y después “La Bajada” del santo, La Mora y La Morita y el Gancho de Camino, y la ruta del Barco hasta la iglesia, nadie evitó que parte del pueblo haga su propia fiesta dentro de la fiesta mayor, siendo, al fin y al cabo, la misma festividad, como el invierno y el verano de nuestro mismo país; los cirios del silencio sacramental o la plegaria explosiva del cohete elevado al cielo: unos en la más absoluta sobriedad y la entrega sin reservas a las artes de la devoción contemplativa, y otros, haciendo mundanamente lo que pueden con su fervor.
El único pueblo que escogió su santo patrono
Nada impide al pueblo lo que quiere, visto está, y si asiste a estos aniversarios, cívicos o beatíficos, no es porque va obligado, ni solo “a ver”: va porque ha construido con su vida estas colosales fiestas y se siente más que representado en ellas.
Por más que algunos ex cuadros del FSLN trataron de celebrar otro 19 de Julio, nunca lograron atraer al que hace y aprueba los cambios. Quizás ahora dirán “es que el comandante Daniel Ortega y la escritora Rosario Murillo están en el poder”, pero de 16 oportunidades en los años de acumulación de fuerzas del Frente, nunca lograron enamorar a los que hacen andar a la patria. Las plazas también aplazan.
La alta jerarquía católica, en 1846 decidió, atendiéndose al decreto que creó la Villa Santiago de Managua, reconocer la titularidad de santo patrono que daba nombre a la que posteriormente sería la capital de Nicaragua. Pero el pueblo tuvo la última palabra y al final del siglo XIX, Santo Domingo ya era el indiscutible “patrono” de la ciudad. ¿De “facto”? Su pueblo católico lo hizo suyo: hay realidades difíciles de envolver en los papeles, aunque tengan el sello de plomo de los documentos pontificios.
Aun hoy, el 25 de julio, el patrono que quedó sin capital, ni ciudad, ni catedral ni el maremágnum correspondiente, es celebrado en San Judas por la familia Villarreal. Los devotos de la vecindad permanecen fieles a la imagen de Santiago.
Donde 14 son “Nicaragua” y no las multitudes
Los pueblos mueven la historia cuando Dios aprueba el siguiente paso. Y en la plaza, en esta fiesta laica, se reconoció la potestad del Señor. Pero las “manipulaciones malignas y tergiversaciones venenosas” de cierto periodismo del cual alertó Gabriel García Márquez, en estos días supera el abuso del texto: se difunden imágenes que narran hechos redactados, pero nunca acontecidos.
“Nicas en Miami se manifiestan en repudio a Ortega”, dice una “información” que cualquiera diría que frente al Consulado de Nicaragua, aparcamientos, aceras y calles contiguas, no cabían todos los compatriotas que viven en la Ciudad del Sol.
¿Cómo comparar a los miles de miles de nicas convertidos en corrientes de la ampliada y remozada Avenida convertida en el Río Bolívar, cuyo su delta se perdía en el Corazón del 19 de Julio, con apenas 15 personas, incluido el que tomaba la foto, más una silla vacía?
Se censura a las multitudes que hicieron posible el 19 en Managua, pero se magnifican a 15 personas en Miami que un medio convierte en “una veintena”, igual como la derecha “cuenta” los votos en las elecciones y después reclama el triunfo ajeno. La “noticia” que empezó con una pelusa de gato, alcanza la intensidad de un huracán categoría 5 en la Escala Saffir-Simpson: son “los nicaragüenses” protestando contra el presidente Ortega. Una muestra de cómo se inventan los fraudes.
Un amigo, científico, que no cree en las realidades virtuales o de papel, cuando contempló aquel plenijulio de nicaragüenses en la Carretera Norte y la Bolívar, me dijo: “Este año ha sido el de mayor participación, nunca vi tanta gente, y yo he venido todos los 19”.
34 años después de su extinción, lo único que quedó en pie de la Guardia Nacional de Somoza, y como nieta de la Contabularia, son sus cuarteles mediáticos. Lectura de ocupación: la democracia cuando es palabra en movimiento de multitudes, es “dictadura”. Es que la extrema derecha lee la realidad como le da la gana.